¿Reforma educativa? El jalón debe ser parejo.
¿Reforma educativa? El jalón debe ser parejo.
Alejandro Zapata Perogordo
11 de diciembre de 2012.
El escritor español Fernando Savater, hace unos días señalaba que la mala educación se convierte en la más cara del mundo y, en esta materia todos somos corresponsables. La rectoría recae en el Estado, cuya principal obligación consiste en formar ciudadanos, dígase; personas de bien y, esta responsabilidad es indelegable e imprescindible.
La educación es -sin duda-, el motor del desarrollo de cualquier nación, no únicamente por los conocimientos técnicos o científicos que de ahí se deriven, sino de manera fundamental, por la transmisión de una cultura de generación en generación; lengua, costumbres, tradiciones, arte, historia, industria, ciencia, valores, etc., de una sociedad. Desde el ámbito domestico, donde los padres tienen un predominio, hasta la magisterial, donde el maestro se encarga de la enseñanza, de forjar el carácter y despertar el apetito por el conocimiento.
¿Cuál es el punto de controversia?, ¿que realmente se pretende mejorar en México, respecto a la educación? Nos veríamos sumamente simplistas si enfocamos el objetivo exclusivamente a la parte magisterial. Estoy de acuerdo que se requieren mejores maestros, más capacitados, gente con vocación, verdaderamente profesionales, entregados a desarrollar la tarea encomendada. Los tiempos que vivimos exigen una evolución, tanto por las técnicas como por los conocimientos, bajo esa consideración, resulta sana su evaluación, aunque de entrada, me parece un verdadero exceso, elevarlo a rango constitucional, ya que cualquier actividad, se encuentra sujeta a ello sin necesidad de incorporarlo en la Carta Magna. Tampoco podemos afirmar que los procesos evaluatorios sean una novedad, desde hace años se ha planteado, lo realmente importante es que ahora lo acepte y proponga el PRI.
El asunto debe observarse con integralidad, de otra manera los esfuerzos serán en vano. El jalón tiene que ser parejo, en nuestra carta fundamental se han establecido los principios y criterios a seguir en la educación, la que no se reduce exclusivamente a las aulas, el desafío es mucho mayor. Ya desde épocas ancestrales, en los debates del constituyente del 17, se planteo el federalismo educativo en voz de Heriberto Jara, quien planteaba la inclusión municipal en la educación, sin obtener eco en su posición.
Todos los esfuerzos a favor de la educación son bienvenidos, el problema estriba entre la teoría y la práctica, entre la letra y los hechos. Eso nos conduce -como muchas otras cuestiones en este país-, a la controversia entre el "ser" y el "deber ser". En consecuencia, el análisis es más profundo que la simple evaluación magisterial, sin desdeñar las bondades de esta, pues es necesaria, como uno de los mecanismos para elevar la calidad educativa.
Hemos superado métodos ancestrales y digo para bien, que describe con gran destreza don Artemio del Valle Arizpe (escritor y cronista de la ciudad de México 1888-1961), que se remiten a sentencias añejas: " la letra con sangre entra", "ceño y enseño, al mal niño lo hacen bueno", "al niño y al mulo..." etc., legados añejos, de prácticas cotidianas en sociedades tradicionalistas. Sin embargo, el extremo actual tampoco ayuda, lastres como la corrupción y la impunidad, invitan a la descomposición social.
Se debe predicar con el ejemplo para cambiar las cosas. Resulta ocioso que en el aula se impulse una buena educación, con dedicación y valores, cuando afuera de esta, no se respeten los derechos y las libertades, se siga con la cultura de la transa, la mordida y la extorsión.
La idea es buena que no nueva, si no viene acompañada de probada voluntad y solo se maquillan los temas, corremos el riesgo, desastroso, de encontrar como antaño el camino de la desconfianza.